Octubre es un mes de conmemoración, de lucha y resistencia, donde el pueblo afroecuatoriano reafirma su lugar en la historia y en el presente de Ecuador. Es el espacio para visibilizar los aportes esenciales de una comunidad que, desde la marginalidad impuesta, ha contribuido al enriquecimiento cultural, social y económico del país. Octubre no es solo un tiempo de celebración, es una llamada urgente para reivindicar la memoria de nuestres antepasades cimarrones que, desafiando la opresión, se alzaron con dignidad para reclamar justicia y libertad.

Este mes nos invita a honrar la memoria de quienes, en la costa de Esmeraldas y más allá, expandieron su sabiduría y resiliencia, forjando la identidad afroecuatoriana. Pero también nos exige reflexionar sobre las deudas históricas y presentes que este país sigue manteniendo con su población afrodescendiente. Porque el racismo estructural aún persiste, silenciando nuestras historias, negando nuestra existencia en los censos, y relegándonos a las márgenes de la sociedad.

En octubre, recordamos que la lucha antirracista no es opcional, es urgente. Un Ecuador que actúa de manera depredadora con los territorios que históricamente han sostenido a nuestras comunidades es un Ecuador que sigue negando derechos básicos. Agua potable, seguridad alimentaria y condiciones de vida digna son promesas no cumplidas para nuestras comunidades. Mientras los grandes proyectos nacionales benefician a unos pocos, nuestras comunidades negras enfrentan la amenaza constante a su integridad y su forma de vida. Este mes reafirmamos nuestro compromiso por dignificar la vida de las mujeres y niñas negras, quienes están en el centro de nuestras luchas. Porque desde ellas, desde sus historias y sus resistencias, se gestan los cambios que nuestras comunidades necesitan para ser verdaderamente libres y sostenibles. Octubre nos recuerda que la dignidad no es una moneda de cambio. Es el derecho inalienable de un pueblo que, cimarroneando en medio de la adversidad, sigue construyendo un futuro libre de colonización, explotación y racismo.

Juana Francis Bone