En los últimos días, doce recién nacidos fallecieron en el Hospital Universitario de Guayaquil. De ellos, dos murieron a causa de la bacteria Klebsiella pneumoniae, una infección resistente a varios antibióticos que vuelve a poner en evidencia la crisis sanitaria que enfrenta el país. Esta situación, que ya fue advertida y denunciada, sigue sin recibir la atención ni las soluciones necesarias.
Hace más de un año, la Asamblea Nacional advirtió al presidente Daniel Noboa sobre un brote similar en un hospital de Sucumbíos, donde más de cien bebés perdieron la vida por esta misma bacteria. Se pidió declarar emergencia y asignar recursos, pero esas recomendaciones quedaron en palabras y las muertes continuaron.
No son solo cifras en un informe. Son niños que no recibieron la atención que necesitaban, familias devastadas, y un sistema que parece incapaz o poco dispuesto a proteger a quienes les corresponde. ¿Quién se responsabiliza por estas muertes evitables? ¿Qué acciones concretas se tomarán para evitar que esta tragedia se repita?
Esta crisis va más allá de la medicina. Es una falla estructural que refleja falta de voluntad política, desidia y la ausencia de un compromiso real con la vida. Nos duele, nos indigna, pero lo más grave es que seguimos perdiendo vidas que podrían salvarse. la crisis en salud pública se agrava. La red pública enfrenta falta de medicinas, daños en dispositivos médicos y un cuadro nacional de medicamentos básicos desactualizado, condiciones que dificultan brindar atención adecuada ¿Quién se responsabiliza?