Texto: Nicole Torres @nicole.torres4 | Fotografías: Paola Gordillo @cherry__wine

En la subida del vado, personas se agolpan a mirar la gran marcha por el agua. Paola Gordillo.
Cuenca, Azuay.-Multitudinaria, histórica, sin precedentes. Ningún adjetivo alcanza para describir lo que se vivió en la gran marcha por el agua en Cuenca. La movilización convocada por sectores sociales y defensores de la naturaleza de este martes 16 de septiembre, fue contundente. Se suponía que arrancaba a las 9am desde la plazoleta de San Roque y terminaba en la Plaza de San Francisco –con calles perfectamente establecidas-, pero la marea humana ocupó otros espacios.
¿A dónde van médicos, carpinteros, odontólogos, profesores, cocineras, monjas, estudiantes, diputados, abogados, periodistas, mecánicos, panaderos, zapateros, poetas, novelistas, noveleros, borrachos, exborrachos, desocupados, taxistas, cargadores, damitas, caballeros, el clero secular y regular, motociclistas, policías, soldados, comerciantes, industriales? Se cuestionaba el periodista Edmundo Maldonado, en referencia a lo que bautizó como “la noche de los giles”. Satirizando, la noche del 3 de noviembre de 1985, cuando cientos de cuencanos evacuaron sus casas por un terremoto que alguien “predijo”, un terremoto inventado.
Esta vez, el peligro es real, la población cuencana abandonó sus hogares por la inminente contaminación del agua que consume. Esta vez existen estudios que sí pueden predecir una catástrofe. Entonces ¿A dónde van las agricultoras, infancias, biólogos, artistas, veterinarios, ingenieros, asociación de payasos, comunidades campesinas, juntas de agua, barrios, vecinas, familias, personas adultas mayores, feministas, disidencias, bomberos, creyentes y no tan creyentes, bordadoras, músicos populares, organizaciones sociales, obreros y obreras? Todos, todas -unas cien mil personas-, a defender el agua.

Subida de la Condamine en la Gran Marcha por el agua.
Una cancha inclinada
Kimsakocha, viene del kichwa y significa tres lagunas, es un complejo de humedales y pajonales que abastece de agua a Cuenca, Girón y San Fernando. Se encuentra a 25 km de la ciudad y esconde un patrimonio que supera los siete mil millones de dólares en metales contenidos. Desde julio de 2025, la empresa canadiense Dundee Precious Metals (DPM) está más cerca de esa riqueza, pues obtuvo la licencia ambiental para explotar el proyecto Loma Larga.
La población mostró su oposición votando en contra de la minería en tres consultas populares: Victoria del Portete (2011), Girón (2019), Cuenca (2021); pero los gobiernos de esos períodos hicieron -hacen- caso omiso. El proyecto fue suspendido en agosto, por Inés Manzano, Ministra de Energía y Minas, hasta que DPM haga la difusión comunicacional de su Plan de Manejo Ambiental.
Ahora la empresa está invirtiendo su capital en auspicios, como el aporte que le dio al Deportivo Cuenca, equipo insigne de la ciudad, por el que el logo de DPM aparece en sus camisetas deportivas y en anuncios en su estadio. También pautó con medios locales tradicionales y contrató influenciadores que posicionen la temática.
Pero, aún con la cancha inclinada, las y los azuayos, ganaron por goleada, consiguieron llenar aproximadamente 3km con personas en su marcha en pleno estado de excepción. Gabriela Ruiz explica por qué en su crónica sobre Kimsakocha: “En Toronto hablan de “Loma Larga” como una inversión; en Cuenca, la gente dice Kimsakocha para nombrar al páramo, las lagunas y los ríos que alimentan a medio Azuay. “Loma Larga” es la marca corporativa de Dundee; “Kimsakocha” es el territorio del agua que los cuencanos sienten suyo. El proyecto Loma Larga no está “cerca” de las fuentes de agua, está dentro de su ecosistema hídrico. Y por eso cada permiso que se firma en Quito se percibe como una amenaza a sus grifos, sus acequias, sus tomas de agua potable”.

Una escuelita sentó a sus alumnos de preescolar en la marcha.
El quinto río no surgió de golpe
Cuenca está atravesada por cuatro ríos, y eso es parte de su encanto. El 16 de septiembre se vio un quinto, el río humano que defiende a los otros. Pero un río con ese caudal no nace de pronto, se construye con acciones cotidianas: una asamblea por el agua, una procesión para conocer Kimsakocha, una tarde pintando banderas para conseguir que el Deportivo Cuenca -Cuenquita como le dicen de cariño- deje de recibir auspicios de la minera, también con eventos artísticos y exposiciones fotográficas.
El quinto río se armó de bordado colectivo entre compañeras y carteleadas, en las que compartían café con pan o con chiviles. Se armó con paciencia y mucha organización social. Nació con la unión del campo con la ciudad, con los pronunciamientos de gremios, posicionamientos de expertos, academia, advertencias de personal de salud.
El quinto río tiene información, folletos y argumentarios en los que se “exige al gobierno la nulidad completa de las 3 concesiones mineras que conforman el proyecto, que se declare toda el área de Kimsacocha como zona de recarga hídrica y la prohibición total de la minería en esas zonas”. El quinto río mostró su fuerza por más de 4 horas y evidenció tener un caudal profundamente comunitario.

Gobierno minero, el agua va primero
El 19 de julio de 2025, durante la procesión a Kimsakocha, Ariolfo Márquez, presidente del directorio de aguas de la Sociedad de Riego de San Gerardo-Girón, mencionó: “quisiera que las autoridades principales vengan, conozcan Kimsakocha. Si esto fuera un desierto seco, a nosotros no nos importaría, pero esta belleza que tenemos aquí, que papito Dios nos ha dado, nos ha bendecido con agüita, nosotros no podemos dejar que los mineros lo destruyan”:
¿Se puede esperar algo de las autoridades? El presidente dijo este 12 de septiembre que no continuará con el Proyecto Minero Loma Larga, pero lejos de asumir su responsabilidad, culpó al Alcalde de Cuenca y al Prefecto del Azuay, de cualquier demanda internacional que interponga DPM. Los asambleístas por Azuay: Camila León y al alterno Diego Matovelle, fueron declarados no gratos por organizaciones sociales. El descontento también incluye a los asambleístas Adrián Castro y Anthony Becerra.
Durante la marcha, jóvenes recolectaron firmas para una “revocatoria de mandato simbólica” de estos cuatro representantes de la provincia. Estefanía González, una cuencana que firmó dijo que lo hizo por el futuro de sus hijos o nietos. “Es importante tener en cuenta que quien nos representa debería estar a nuestro favor, no en nuestra contra. Todos deberíamos hacer esto para conseguir no sólo un Azuay mejor, sino un Ecuador mejor” dijo ella.
La Federación de Organizaciones Indígenas y Campesinas del Azuay dio un plazo de 8 días para que revoque la licencia ambiental del proyecto minero en Kimsakocha, si no ocurre se levantarán. Esperamos que las autoridades nacionales estén a la altura de las circunstancias, porque Cuenca ya decidió, en las urnas y en las calles, y no caerá en ningún cuento.

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