¿Cómo empezamos a sanar las heridas duraderas y a menudo invisibles de la violencia sexual? Esta es una pregunta a la que nos enfrentamos al ser una sociedad que aún debe deconstruir los legados patriarcales que nos han convertido en una cultura de la violación. Aunque 1 de cada 4 mujeres y 1 de cada 6 hombres han sido víctimas de violación o abuso sexual, la sociedad ecuatoriana sigue tratando estos crímenes como un tabú, la ropa sucia que debe lavarse en casa.
Esta cultura hace que les sobrevivientes de violencia sexual no sólo deban enfrentarse a las consecuencias emocionales y físicas del acto en sí, sino también a la revictimización a manos de una sociedad que desestima sus experiencias e incluso les culpa de la violencia a la que fueron sometides. Romper paradigmas no es tarea fácil, sin embargo es algo que, como comunidad – como seres humanos – debemos asumir para lograr un trato justo y digno hacia les sobrevivientes. La Atención Informada sobre el Trauma (AIT) es una herramienta integral que nos acercará a esta meta.
La Atención Informada sobre el Trauma (AIT) es un enfoque de atención que reconoce y responde a los efectos del trauma en la vida de una persona. La AIT se ha adoptado sobre todo en los ámbitos de la medicina y la psicología, es fácilmente adaptable a todas las demás áreas de servicios para sobrevivientes de violencia sexual, como los servicios jurídicos y el trabajo social. Este enfoque es de vital importancia en un contexto de violencia sexual, ya que va más allá de simplemente tratar síntomas o implementar medidas judiciales y se centra en la sanación integral de la víctima. Para lograr este objetivo se reconoce la necesidad de comprender las experiencias de vida de le sobreviviente y cómo éstas pueden tener efectos adversos en la salud tanto mental como física.
La AIT valida las experiencias de las víctimas, asegurándoles que lo que han vivido es real, que tienen el derecho de sentirse como se sienten, y que no existe una sola respuesta o una respuesta “idónea” al trauma. Al hacer esto, les proveedores de servicios están resistiendo activamente la revictimización, creando espacios que garantizan el bienestar físico y emocional, y donde cada persona es vista, escuchada y tratada dignamente.
El enfoque de AIT es inherentemente interseccional, ya que toma en cuenta las realidades particulares del género, raza, etnia, nivel socioeconómico, y educación (entre muchos otros) de le sobreviviente. Al tratar a le sobreviviente como une individue íntegre se produce un cambio en la narrativa y el cuidado pasa de ser automatizado e impersonal a ser una práctica empática e integral. Con este cambio de enfoque se han comprobado mejorías en los resultados de la atención y aumento en el compromiso con el proceso de sanación.
Al abordar la atención de sobrevivientes entendiendo el impacto del trauma a nivel individual, se puede trabajar en la co-creación de planes de cuidado utilizando las fortalezas de cada sobreviviente para identificar las herramientas que puedan encaminarle en su proceso de sanación. Asimismo, la AIT reconoce la importancia de restituir la agencia, por lo cual incorpora el consentimiento informado en todos los procesos. La AIT evita caer en el asistencialismo, y busca maximizar la cooperación entre los proveedores de atención – sea médica, psicológica, legal, etc. – y le sobreviviente. De este modo, se establecen expectativas claras sobre lo que implicará cada proceso, cómo se prestarán los servicios y quién participará en ellos.
Sanar es un proceso largo, arduo y no-linear, el cual se hace aún más difícil con la revictimización sistémica por la que tienen que pasar les sobrevivientes de violencia sexual. En una sociedad que todavía mantiene tabúes patriarcales, un enfoque informado sobre el trauma en la prestación de servicios puede tener un impacto positivo importante al trabajar con sobrevivientes de violencia sexual. Este enfoque garantiza que les sobrevivientes sean vistes como individues y que sus experiencias sean reconocidas, lo que puede aumentar su disposición de seguir adelante con tratamientos médicos, procesos legales y otros pasos necesarios hacia el crecimiento postraumático. Por ello, es imperativo que utilicemos la herramienta de la Atención Informada sobre el Trauma para derribar las barreras de acceso y crear un Ecuador donde sobrevivientes de violencia sexual se empoderan y pueden llevar una vida plena física, psicológica, emocional, social y comunitaria.