No todos los días aparece alguien como Pepe Mujica. No todos los días un presidente cambia el auto oficial por un viejo escarabajo azul, la residencia presidencial por una chacra llena de flores y perros, y el protocolo por un mate compartido con cualquier vecino. Por eso, por muchas cosas, siempre te vamos a recordar.
Por tu humildad radical
En un mundo donde los líderes viven rodeados de privilegios, vos elegiste vivir como la mayoría. Te negaste a dejarte arrastrar por los lujos del cargo. Cuando te preguntaban por qué, responderías simple: “No soy pobre. Pobre es el que necesita mucho para vivir”.
Por tu pasado que no escondiste
Fuiste guerrillero, fuiste preso, fuiste rehén del Estado. Pasaste años aislado, en condiciones infrahumanas. Pero no saliste con sed de venganza: saliste con sed de justicia, con una serenidad que asombraba. Nunca negaste tu historia, y nunca dejaste de aprender de ella.
Por tu manera de hablarle al mundo
Te recordaremos por discursos que no necesitaban teleprompter, que salían del alma. Como aquel 2013 en la ONU, donde hablaste de consumismo, de la vida, de la felicidad, mientras los líderes del mundo te escuchaban en silencio. Dijiste cosas que nadie más se animaba a decir, y lo hiciste con la voz pausada de quien no tiene nada que probar.
Por tu forma de ejercer el poder
Cuando gobernaste, de 2010 a 2015, no lo hiciste desde arriba, sino al costado. Más compañero que patrón. Más abuelo sabio que caudillo. Defendiste ideas con pasión, pero sin imponer. Dijiste que el poder no cambia a las personas, solo revela lo que son. Y cuánta razón tenías.
Por tu amor sin espectáculo
Con Lucía caminabas de la mano, sin cámaras, sin filtros. Se acompañaron en la lucha, en la cárcel, en la política, en la chacra. Un amor silencioso pero firme
Por habernos enseñado que se puede
Que se puede vivir con poco. Que se puede llegar lejos sin traicionar la esencia. Que se puede hacer política sin cinismo. Que se puede mirar a los ojos, decir la verdad, y seguir siendo querido.
Por eso, y más, siempre te recordaremos, Pepe
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