Parteras, sanadoras y comadronas de todas las regiones del país se reunieron en Esmeraldas para tejer redes de cuidado, memoria y resistencia territorial.

Durante varios días, Esmeraldas —tierra de historia profunda, ancestralidad y lucha— se convirtió en el corazón palpitante de un encuentro trascendental: mujeres sabias, parteras, sanadoras y comadronas provenientes de diversos territorios del país se dieron cita para compartir saberes, sanar memorias y fortalecer una agenda común por la vida digna y el reconocimiento de sus prácticas milenarias.

Este encuentro no fue solo una reunión; fue una ola de sabiduría que recorrió los cuerpos y los territorios. Fue una experiencia espiritual y política donde la ritualidad, la palabra y el abrazo se fundieron en un solo pulso vital. Las parteras alzaron su voz, no solo para exigir derechos, sino para reafirmar que sus manos sostienen la vida desde el inicio, desde lo más profundo del territorio y la memoria.

Se construyeron redes sostenidas de cuidado, seguridad y defensa de los territorios, donde cada palabra pronunciada se sintió como una semilla lanzada al futuro. El intercambio de experiencias no solo permitió curar heridas individuales y colectivas, sino también trazar con claridad una ruta de incidencia para garantizar la dignidad de quienes acompañan la vida desde antes del primer llanto.

Las vocerías se fortalecieron. Las luchas se nombraron con claridad. Y la consigna quedó marcada con fuerza en el aire, en la piel y en el corazón de cada participante:

Dignidad para parir. Dignidad para procrear. Dignidad para sostener la vida. Dignidad para las parteras, sanadoras y comadronas.

En un país donde las violencias estructurales amenazan cotidianamente la vida de las mujeres y los saberes ancestrales, este encuentro fue una respuesta viva, autónoma y poderosa: una afirmación de que el cuidado no es una tarea menor, sino el centro de toda posibilidad de transformación.

Esmeraldas fue territorio de sanación. Y desde ahí se proyecta un futuro distinto, tejido por mujeres que no solo traen vida al mundo, sino que sostienen la vida del mundo.

Inés Gracia