Hoy no hay garantía de derechos económicos, mañana tampoco
Por: Gabriela Encarnación
Iniciar un negocio se presenta como la salida para llevar el pan de cada día a los hogares. En la mochila de anhelos se encuentra el poder tener una mejor vida y acceder a cubrir las necesidades básicas como el pago mes a mes de vivienda, salud, educación, etc. La realidad es que, incluso con iniciativas propias de negocio, el dinero no alcanza para pagar las cuentas. Entre precios regateados y ganancias mínimas de centavos, se mantiene el discurso de que las mujeres valientes y emprendedoras salen solas adelante. Desde ventas ambulantes, con local arrendado, local propio o vendiendo desde casa, cada una atraviesa de diferente manera la falta de garantía de derechos económicos. Romantizar el emprendimiento acentúa las bases para que el Estado haga caso omiso de sus obligaciones en la garantía de derechos para la autonomía de las mujeres. Nos dicen que al pueblo se lo saca adelante trabajando, pero sin condiciones dignas, no se vale.
Las madres autónomas enfrentan múltiples barreras al iniciar un emprendimiento, aún más, cuando viven violencia en su núcleo familiar y/o en su entorno como emprendedoras. El control de sus parejas, el acoso sexual, la violencia verbal por parte de “clientes” son el día a día que enfrentan las mujeres, que a través de la venta de sus productos anhelan una vida digna económicamente para ellas, sus hijos e hijas. ¿Acaso, una vida de bienestar es resignarse a enfrentar tratos violentos y vivir al día? Pues no suficiente con eso, la sobrecarga de trabajo de cuidado no remunerado (TNR) también se suma a esta odisea. En el año 2023, por cada 100 horas de TNR, las mujeres realizaron 75,2 horas y los hombres 28,8 horas (INEC,2025). Normalizar la asignación simbólica del trabajo del hogar y de cuidado exclusivamente a las mujeres, como un acto de “amor por la familia”, perpetúa la desigualdad e invisibiliza la doble e incluso triple jornada laboral de las mujeres y madres autónomas
Además, en este sistema se ve reflejado que el tiempo trabajado y los ingresos económicos percibidos son indirectamente proporcionales; más horas de trabajo, menos dinero. Mientras la mediana del ingreso laboral de una mujer fue de USD 342,7, para un hombre con empleo fue de USD 440,6. Encontrándose en el sector informal de la economía el 53,1% de personas con empleo (INEC, 2025).
Entre el trabajo remunerado y el Trabajo de cuidado no remunerado, esta situación no solo limita la capacidad financiera para sostener sus negocios, sino que también incrementa la carga de trabajo emocional y físico, afectando el bienestar de cada una de ellas. Como afirma Pérez-Orozco (2014) “hay un derecho no reconocido por los Estados: la recepción de cuidados en situación de dependencia porque este se da por hecho que ya lo realizan las mujeres. ¿Cuánto trabajo gratis necesita el Estado del Bienestar?” (p. 130).
La herramienta Cuentas Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares, permitió dar una valoración económica a las actividades no remuneradas, reflejando que las actividades de cuidado sostienen la economía del país. El Estado es el responsable de asumir la garantía del cumplimiento de los derechos de las mujeres para el goce pleno de la autonomía y sus dimensiones; fortaleciendo la asignación y desembolso del presupuesto del Plan Plurianual de Inversión del Ecuador. Sin embargo, entre los ejes determinados como prioridad en el Estado ecuatoriano, no se enmarca ni registra inversión pública específicamente para el pilar de los cuidados. A pesar de estar en vigencia desde el 27 de abril de 2023, la Ley del Derecho al Cuidado Humano, únicamente se engloba para personas trabajadoras públicas y privadas. A modo que se sigue empujando al margen a la población con trabajos remunerados informales y TNR.

El acceso a trabajo remunerado, sin un sistema integral de cuidados que aborde estructuralmente la inequidad en la distribución del trabajo de cuidados y del hogar, perpetúa la violencia hacia los cuerpos feminizados. La autonomía económica, no es solo acceso y manejo del dinero, es un derecho que debe garantizar una digna co-responsabilidad de las actividades del hogar y de cuidado para que las mujeres puedan decidir sobre el uso y distribución de su tiempo, más allá del cuidado de la familia. El sistema integral de cuidados debe incluir la participación de los hombres para abordar las causas estructurales que permitan un cambio y que la vida sea puesta en el centro.
Referencias
INEC. (2025). Cuentas Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares (CSTNRH) 2019-2023. Recuperado en: https://www.ecuadorencifras.gob.ec/cuenta-satelite-del-trabajo-no-remunerado/
INEC (2025). Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU). https://www.ecuadorencifras.gob.ec/estadisticas-laborales-enemdu/
Pérez-Orozco, A. (2014). Subversión Feminista de la Economía aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida. Madrid: Traficantes de Sueños.
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