La vida digna como centro de nuestro proyecto político
Cerramos el 2025 agradeciendo profundamente a quienes hicieron posible cada paso dado. A nuestras colaboradoras, colaboradores y personas voluntarias, cuyo compromiso cotidiano sostiene la acción colectiva. A nuestras cooperantes, gracias por continuar creyendo y apostando por procesos construidos desde lo no convencional de la cooperación, desde la confianza política, la coherencia ética y la apuesta por la transformación social.
El 2025 fue un año en el que la lucha antirracista, feminista y antiprohibicionista en el Ecuador se profundizó. En un contexto marcado por el cinismo, la violencia estructural y los retrocesos en derechos, decidimos sostener la esperanza organizada. Elegimos seguir construyendo desde lo colectivo como respuesta política, como forma de resistencia y como horizonte de posibilidad.
Nuestro proyecto político tiene un centro irrenunciable: la vida digna. La dignidad de las infancias, de las mujeres, de las comunidades negras, afrodescendientes, populares y racializadas. La dignidad entendida como derecho a existir sin violencia, con memoria, con autonomía, con acceso a la palabra, al territorio, a la cultura y a la decisión política.
Desde este horizonte, impulsamos y sostuvimos programas y proyectos que encarnan nuestra apuesta colectiva: Infancia sin Violencia, Encuentro de Mujeres Irreverentes, Amandla Medio, Miradas Negras, el Festival Internacional de Cine Negro Cimarrón, Manchadas, las Bibliotecas Comunitarias, el proyecto RECLAMA, DELMAR, Yo Presidenta, la Escuela de Formación Comunitaria de Mujeres Populares y Políticas, Bochinche Lab, y los espacios de construcción colectiva autoconvocada de las Asambleas Populares a nivel nacional.
Reafirmamos que nuestra lucha por la vida digna no se construye en soledad ni como una isla desconectada. Somos territorios sentipensantes en múltiples dimensiones. Somos comunidad que se reconoce en la diversidad de sus narrativas, en la memoria viva, en el cuidado mutuo y en la acción política situada.
Cerramos este año reafirmando que la vida —en todas sus formas— es el eje que orienta nuestras decisiones, nuestras prácticas y nuestras alianzas. La memoria y la vida siguen siendo los motores de nuestro caminar hacia el futuro. Porque creemos, y practicamos, que lo colectivo no solo es posible: es el camino para sostener y dignificar la vida.
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