¿Sabías que Esmeraldas es la segunda provincia del país con los datos más altos de desapariciones forzadas? ¿Sabías que mujeres y niñas constituyen el 52% de la población desaparecida en Ecuador? El 30 de agosto es un día que clama por justicia y verdad. ¡NO ESTAMOS TODXS!

Han pasado diez meses desde que Suris Sayanna Bone Castro desapareció; su último rastro se perdió en Napo. Diez meses de angustia e incertidumbre que se suman a los quince años de búsqueda de Andrés, a los años que han pasado sin respuestas para los hermanos Restrepo, y a la lucha incansable por saber qué ocurrió con Juliana Campoverde. Estas historias, aunque distintas en tiempo y espacio, comparten un dolor común: el de más de 500 personas desaparecidas en Ecuador solo en 2024. De ellas, el 52% son mujeres y niñas, cifras que reflejan un profundo problema social que exige una respuesta urgente.

La desaparición forzada es una herida abierta en nuestra sociedad. Guayas es la provincia con el mayor número de ciudadanos desaparecidos, seguida por Esmeraldas, Pichincha, Manabí, y Los Ríos. Cada nombre que se suma a esta lista es un grito de desesperación que exige ser escuchado. Según datos del Ministerio del Interior, entre enero y julio de este año, más de 4,000 personas fueron reportadas como desaparecidas en Ecuador. Aunque 3,354 fueron encontradas y 207 halladas sin vida, 512 personas aún permanecen en la oscuridad de la incertidumbre.

Las desapariciones forzadas son un crimen atroz, cometido por agentes del Estado o personas que actúan en su nombre. Este acto inhumano consiste en la detención, secuestro o privación de libertad de una persona, seguida por la negativa a reconocer dicha acción o a revelar el paradero de la víctima. Este crimen deja a la víctima fuera del alcance de la protección de la ley, sometiéndola a torturas y, en muchos casos, a la muerte. Es una violación flagrante de los derechos humanos, un acto que priva a las personas de su vida, seguridad y dignidad.

En este contexto, es crucial entender que no se trata solo de cifras; cada desaparición representa una vida truncada, una familia destrozada, y una comunidad que sufre. Los nombres de Suris Sayanna Bone Castro, Andrés, los hermanos Restrepo, y Juliana Campoverde, entre muchos otros, resuenan como recordatorios de que la lucha por la justicia y la verdad no puede cesar.

Hoy, recordamos a las víctimas y exigimos justicia. Porque mientras una persona siga desaparecida, la herida sigue abierta y la lucha continúa. ¡NO ESTAMOS TODXS! Este día, y todos los días, debemos alzar nuestras voces por aquellos que ya no pueden hacerlo, demandando una respuesta firme del Estado y la sociedad. La desaparición forzada es una herida en el corazón de nuestra humanidad, y solo con verdad, justicia y reparación podremos empezar a sanarla.

Juana Francis Bone