Octubre es el mes en que las comunidades y organizaciones afroecuatorianas celebramos y conmemoramos nuestra historia cimarrona: la resistencia de los pueblos que se levantaron contra la esclavitud y construyeron territorios de libertad, pensamiento y dignidad.
Pero más allá de la celebración, este mes debe ser también un llamado a mirar de frente las desigualdades que siguen marcando la vida de las personas negras y afrodescendientes en Ecuador. Detrás de la herencia de orgullo y cultura, persiste una realidad estructural: el racismo institucionalizado, la pobreza racializada y las brechas históricas que continúan relegando a nuestras comunidades al margen del desarrollo nacional.
Un país con desigualdades con color
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) y de la CEPAL, mientras el 39,7 % de la población ecuatoriana vive en pobreza, entre los afroecuatorianos la cifra asciende al 48,5 %. En las zonas rurales, esta situación es aún más crítica: la pobreza extrema afecta a casi 3 de cada 10 hogares afrodescendientes, quienes enfrentan precariedad en vivienda, empleo y servicios básicos.
La brecha salarial sigue siendo una marca visible del racismo estructural. Las personas afroecuatorianas ganan, en promedio, un 25 % menos que la población mestiza en los mismos puestos laborales. Además, la cobertura de seguridad social para las mujeres afro es muy baja, reflejo de la alta informalidad y precariedad del trabajo en los sectores donde más se insertan.
Mujeres negras: triple discriminación
En Ecuador, ser mujer, negra y pobre es enfrentar una triple discriminación.
De acuerdo con ONU Mujeres, las mujeres afroecuatorianas tienen una tasa de pobreza multidimensional del 38,9 %, y por ingresos del 30,6 %, cifras muy superiores al promedio nacional femenino (28,5 %).
A esto se suma una prevalencia de violencia de género del 71,8 %, significativamente mayor que la media nacional (64,9 %). El racismo atraviesa los cuerpos de las mujeres negras: desde el trato desigual en instituciones públicas hasta las violencias simbólicas por su cabello, color de piel o acento.
En el ámbito educativo, las mujeres afro presentan menores tasas de acceso a la educación secundaria y superior. Cada punto de desigualdad educativa se traduce en un muro más alto hacia la autonomía económica y política.
Invisibilización estadística: cuando los números también discriminan Pt2
El Censo 2022-2023 registró que la población afroecuatoriana representa solo el 4,8 % del total nacional, una caída significativa frente al 7,2 % reportado en 2010.
Organizaciones afro denuncian este resultado como un “etnocidio estadístico”, señalando que la metodología y el contexto del censo invisibilizan la diversidad étnica del país y dificultan el diseño de políticas públicas con enfoque racial.
La falta de datos confiables no es un problema técnico, sino político: lo que no se cuenta, no existe para el Estado.
El cimarronaje hoy: memoria, crítica y poder
El cimarronaje fue más que fuga; fue una forma de pensamiento, de comunidad y de poder popular. Las comunidades afrodescendientes no solo sobrevivieron al sistema esclavista, sino que fundaron territorios libres, construyeron economías solidarias y sembraron saberes que aún sostienen la vida colectiva.
Sin embargo, no podemos romantizar la resistencia sin transformar las condiciones que la hacen necesaria.
La rebeldía de nuestra existencia implica reconocer las raíces estructurales del racismo y la desigualdad, y al mismo tiempo exigir reparación, justicia y dignidad.
Hacia una agenda de justicia racial y reparación
Para que octubre sea más que una efeméride, necesitamos compromisos concretos:
- Políticas públicas con enfoque interseccional que reconozcan la especificidad de las comunidades afroecuatorianas.
- Acciones afirmativas en educación, empleo, salud, vivienda y justicia.
- Procesos reales de reparación histórica y memoria viva, no solo conmemoraciones simbólicas.
- Mecanismos de rendición de cuentas institucionales ante casos de racismo y discriminación.
- Fortalecer la autonomía política, cultural y económica de las mujeres negras y afrodescendientes.
Porque sin justicia racial no hay democracia
La historia afroecuatoriana no puede seguir siendo una nota al pie en la historia del país. La libertad que heredamos del cimarronaje no será completa mientras la pobreza y el racismo sigan teniendo rostro negro.
Octubre es, entonces, una puerta abierta en la línea del tiempo una oportunidad para celebrar, pero también para exigir. Para afirmar que la existencia negra es, por sí misma, una forma de resistencia, de pensamiento y de futuro.
Somos una diáspora viva que existe en medio de las desigualdades, del racismo, de la pobreza.
Fuentes:
- INEC, Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (2024)
- ONU Mujeres Ecuador, Agenda Política de las Mujeres Afroecuatorianas (2024)
- CEPAL, Afrodescendientes y la matriz de desigualdad social en América Latina (2023)
- FLACSO Andes, Desigualdad racial y pobreza estructural en Ecuador (2022)
- Primicias.ec, Etnocidio estadístico en el censo 2022 (2024)
- Octubre afroecuatoriano: entre la memoria del cimarronaje y las desigualdades que persisten - octubre 22, 2025
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- Marchar para desmovilizar: el fracaso del Plan Fénix y la democracia de ficciones en Ecuador - septiembre 11, 2025