Este impresionante logro es solo una muestra del potencial que se desata cuando los países trabajan juntos para enfrentar sus desafíos. La Cooperación Sur-Sur es una poderosa herramienta para construir un mañana mejor, donde los países del Sur comparten sus experiencias, conocimientos y recursos para lograr el bienestar común.

Pensemos, por ejemplo, en cómo la República del Congo está aprovechando la experiencia e innovación de Brasil en programas de agricultura familiar y alimentación escolar, o el apoyo crucial de Cuba en la lucha contra el Ébola en África Occidental. O cómo la UNESCO fomenta el intercambio de conocimiento docente entre las Fiji, las Islas Salomón, Samoa, y otras naciones insulares del Pacífico. Estos son solo algunos ejemplos del alcance y la profundidad de la Cooperación Sur-Sur, una manifestación de solidaridad que no solo fortalece la autosuficiencia nacional y colectiva, sino que también impulsa el avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en la Agenda 2030.

HEY PERO  ¿Qué significa realmente la Cooperación Sur-Sur?

Es un compromiso entre los pueblos y países del Sur para apoyarse mutuamente en las áreas política, económica, social, cultural, medioambiental y técnica. Es la demostración de que, cuando los países en desarrollo se unen, pueden compartir soluciones creativas, conocimientos técnicos y recursos que aceleran su progreso.

La cooperación no se detiene ahí. También existe la llamada cooperación triangular, donde países donantes y organizaciones multilaterales brindan apoyo adicional, como financiación, capacitación o tecnología, para potenciar aún más estas iniciativas Sur-Sur.

El verdadero propósito de la Cooperación Sur-Sur no es solo compartir recursos, sino fomentar la autosuficiencia colectiva. Al intercambiar experiencias y soluciones innovadoras, los países del Sur refuerzan su capacidad para enfrentar los desafíos comunes, desde desastres naturales hasta la lucha contra la pobreza, sin depender exclusivamente del Norte. Para avanzar hacia una cooperación internacional más equitativa y descolonizada, es crucial **institucionalizar lo colectivo** como el motor central de este esfuerzo. Al priorizar la colaboración horizontal entre países del Sur, se desafían las dinámicas tradicionales de dependencia y subordinación que han marcado las relaciones internacionales. La institucionalización de este enfoque colectivo no solo refuerza la autonomía de las naciones del Sur, sino que también abre nuevas vías para que sus voces, experiencias y soluciones lideren el camino hacia un desarrollo verdaderamente inclusivo.

Descolonizar la cooperación internacional implica reconocer el valor del conocimiento local, la innovación endógena y la resiliencia comunitaria. Al hacerlo, se rechazan las narrativas históricas de dominación y se promueve una nueva forma de cooperación que se basa en la reciprocidad y la equidad. Así, los países del Sur no solo participan como beneficiarios, sino como actores clave en la construcción de un futuro global más justo.

Juana Francis Bone