Por: Jacinto Zambrano

Muchos crecimos, desde muy temprana edad, participando como mano de obra o fuerza de trabajo en negocios o fincas familiares, esto, con el fin de “colaborar” o ser un “aporte” al crecimiento de este negocio, sin recibir; muchas veces, una remuneración a cambio.  El enfoque de este artículo consiste en plantear el cómo estas dinámicas “tradicionales” en nuestro país y región han contribuido a la normalización del abuso y la explotación del trabajo de los niños, niñas y adolescentes.  

También, desde aquí, poder identificar esa frágil línea entre las labores no perjudiciales a las que puede estar sujeto el niño, niña y adolescente en su grupo familiar; a diferencia de lo que consiste como un abuso al derecho del desarrollo íntegro del menor por parte del trabajo infantil. 

TRABAJOS EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES. 

Trabajos colaborativos.

Trabajo fortuito en negocio familiar

Trabajo en algún tipo de negocio familiar, entiéndase esto como una situación en la que el/la infante menor de quince años participe de manera espontánea, sin presión a colaborar y en un horario diurno, en alguna actividad específica en tal negocio, sin que ésta interfiera tampoco en su desarrollo natural y académico, entiéndase natural como su salud física, emocional y psicológico. Esto acentúa la realidad de muchos casos en los que los comerciantes adultos no tienen otra opción más que considerar tal ayuda o mantenerse cerca de su menor de edad por la seguridad de este.   

Trabajos de apoyo domésticos 

Según un blog de la página Cronoshare, una plataforma digital que conecta a clientes con profesionales locales, indica los siguientes beneficios de las responsabilidades en el hogar para niños, niñas y adolescentes; estos serían, fomenta la colaboración y la responsabilidad, desarrolla la motricidad, ayuda a crear hábitos, aumenta su educación y organización, se sentirá orgulloso y seguro de sí mismo. También indica que los niños deben ayudar en las tareas doméstica, pero tampoco deben ocupar todo su tiempo libre en ello, los niños, niñas y adolescentes tienen derecho al entretenimiento y al óseo y por ningún motivo se los debe forzar a realizar tareas que estén alejadas a sus posibilidades de acuerdo con su edad, sus tiempos y más aún que pongan en riesgo su integridad. 

Trabajos forzados

Ayuda y abuso doméstico

 La ayuda domestica por parte de los niños, niñas y adolescentes se transforma en abuso infantil cuando esta dinámica ya no es un proceso constructivo para el/la menor. Cuando estos aportes se extreman o sobrepasan en cuanto a sus capacidades por la edad, podrían ser totalmente perjudiciales para el menor de edad. Estos abusos podrían estar comprendidos en tales como; 

  • El cuidado en tiempo extendido de otro menor de edad.
  • El uso de equipos que por su edad aún no tienen la capacidad de manejar, como por ejemplo la cocina, escaleras pesadas, herramientas cortopunzantes, etc. 
  • La exigencia de usar sustancias químicas para el aseo.
  • La exigencia a realizar trabajos de aseo no adecuados para su edad y sin dejarle tiempo libre para su ósea y otras actividades recreativas. 
  • Sustituir su derecho al estudio por el trabajo doméstico. 

Trabajo en negocios familiares y otros

A diferencia de lo expuesto anteriormente sobre el aporte colaborativo de niños, niñas y adolescentes en un negocio familiar, aquí el trabajo y abuso al infante menor de quince años radica en varias características, tales como; 

  • La presión a tener una carga laboral que implica retener en ese espacio o lugar al menor, restringiéndole de manera parcial o absoluta su tiempo libre.
  • El manejo de elementos o instrumentos inadecuados para su edad que ponen en riesgo su integridad.
  • A cumplir con horarios laborales extendidos y nocturnos.
  • A restringir la posibilidad de acceder a estudiar, a la salud y a su tiempo de esparcimiento.   

La idea de poner este tema sobre la mesa, precisamente, es marcar la pauta para una investigación más profunda al respecto de esta “cultura” de la normalización del trabajo infantil. Es una dinámica que romantiza la explotación laboral de menores basado en el valor que se le da al esfuerzo de la “superación”. En un contexto generacional donde muchos de los adultos del presente fueron victimas de trabajo infantil en el pasado, y al no existir una entidad que planteara esta situación como dañina para su salud, o defendiera sus derechos para que este abuso no se dé, empezando por el Estado, estos adultos terminan dando por común y como lección de vida, lo que fue en realidad; explotación y abuso, es por ello que ahora, en la actualidad, minimizan el problema que consiste en que un niño de entre dos y doce años  se encuentre laborando, de manera precaria, en un mercado de víveres, en contexto de mendicidad en la calle, en una finca o un establecimiento comercial en sí. 

DERECHOS DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES (Código de la niñez y adolescencia del Ecuador)

Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la recreación, al descanso, al juego, al deporte y más actividades de cada etapa evolutiva. (Código de la niñez y la adolescencia Art. 48).                                                                                                                         En este artículo se deja explícito el derecho del infante y adolescente a invertir, de manera genuina, su tiempo libre en lo que lo motive al óseo, al libre desgaste de su energía y también a lo que pudiera generarle una experiencia constructiva al desarrollo sano de su vida. 

Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a que el estado, la sociedad y la familia les protejan contra la explotación laboral y económica y cualquier forma de esclavitud, servidumbre, trabajo forzoso o nocivo para la salud, su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social, o que pueda entorpecer el ejercicio de su derecho a la educación. (Código de la niñez y la adolescencia Art. 81)                                                           

En este artículo se distribuye la responsabilidad de varios entes al cuidado del menor para que este no caiga en una situación de trabajo y explotación. Cabe recalcar que el principal responsable de generar las circunstancia que eviten el trabajo infantil es el Estado. 

Se fija en quince años la edad mínima para todo tipo de trabajo, incluido el servicio doméstico, con las salvedades previstas en este código, más las leyes e instrumentos internacionales con fuerza legal en el país. (Código de la niñez y la adolescencia Art. 82)

A este se le puede sumar el artículo 84 que indica que en cuanto el adolescente se encuentre laborando, respetando los otros incisos sobre sus regulaciones en este mismo código, no deberá ser más de seis horas durante los 5 días de la semana.  

El estado y la sociedad deben elaborar y ejecutar políticas, planes, programas y medidas de protección tendientes a erradicar el trabajo de los niños, niñas y adolescentes que no han cumplido quince años. La familia debe contribuir al logro de este objetivo. (Código de la niñez y la adolescencia Art. 83)

El transcribir estos incisos en este artículo, es sumamente pertinente, ya que en ellos y en su conjunción se representa de manera factible y contundente el cuidado y derechos que contribuyen a la integridad general de los niños, niñas y adolescentes en cuanto al trabajo infantil se refiere. Con esto quiero decir que, si tan solo las partes a las que este código exige y responsabiliza del cuidado de las/os menores, teniendo en cuenta que es el Estado es uno de ellos; y el primero en contexto obligatorio de seguir y hacer cumplir la ley, por lo tanto lo cumplieran al pie de la letra, no existieran porcentajes de niños, niñas y adolescentes en abuso de trabajo infantil. 

ANTECEDENTES 

Haciendo énfasis en el artículo 81 donde se indica que los llamados a proteger la integridad de los niños, niñas y adolescentes son; la familia, la sociedad civil y el Estado, esto, llevado a nuestro contexto real, vale puntualizar que es el Estado-Gobierno el principal ente llamado a ser el precursor de las políticas públicas que impulsen la estabilidad tanto social  como económico, para así generar condiciones de igualdades y equidades, que desestructuren las causas que conllevan al trabajo y abuso infantil. Estas son, tales como la pobreza, la falta de acceso a la educación, a la salud y a espacios de interacción seguros, donde la familia y la sociedad civil puedan precautelar su integridad y la de los suyos, y por ende la de los menores de edad. 

Según un informe, realizado en el 2024 por expertos y más de 25 organizaciones civiles, expone que el empleo infantil en el país a aumentado un 37% entre el 2022 y el 2024, pasó de 270.340,00 a 370.000 niños, niñas y adolescentes en contexto de trabajo infantil. 

Andres Pachi, Tec. Docente de la carrera de Derecho en la Universidad Indoamérica. Indica en su escrito, Trabajo infantil y mendicidad en Ecuador; una realidad invisible, que el trabajo infantil más allá de ser “soluciones temporales” son prácticas que dejan heridas profundas en el desarrollo emocional y social de los/as menores, que aquello se trata de un robo sistemático de sus infancias. Niños, niñas y adolescentes creciendo con secuelas de estrés tóxico, desesperanza aprendida y la convicción de que su lugar en el mundo está atado a la explotación. 

Con estos antecedentes se da por sentado, que el Estado lejos de solucionar la problemática que aqueja los/as infantes,  su desinterés en cumplir lo que demanda la ley, ha dado como resultado la reproducción de este fenómeno social, dejando un país donde la desigualdad y la exclusión prevalecen dando como resultado familias desbordadas por la crisis, migración, repitiendo contextos históricos de pobreza y; una vez más, sembrando esta tendencia generacional a normalizar el trabajo infantil, y a no entender que esta problemática es la detonante de los puntos nombrados anteriormente.

CONCLUSION 

Cuando el pueblo se mueve el Estado se también, ósea, se plantea la idea de que es el mismo pueblo o sociedad civil quien al final puede llegar a presionar a quienes gobiernan, esto, para que cumplan con lo establecido en la propia Constitución, y con las obligaciones sociales que se fraguan día a día en cuanto a los acontecimientos coyunturales que suscitan a nivel nacional. Pero para que esto suceda se requiere un replanteamiento que restructure nuestra tradición de normalizar lo que nos afecta como sociedad, una cultura que nos convierte en seres indiferentes ante las aberraciones sociales que destruyen la vida de otros seres humanos, y en este caso la precarización de la vida de los niños, niñas y adolescentes que son arrastrados/as a un trabajo infantil que los marca negativamente para siempre.

BIBLIOGRAFIA 

https://revistas.flacsoandes.edu.ec/mundosplurales/article/view/5997/4941
https://www.primicias.ec/noticias/sociedad/ninez-ecuador-informe-trabajo-infantil-pobreza-conflicto-arma
Amandla Medio
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