Segunda reconstrucción de hechos en el caso de Ismael, Josué, Steven y Saúl

La madrugada del lunes 28 de abril, se confirmó lo que muchxs habíamos denunciado en el caso de Ismael, Josué, Steven y Saúl: la brutalidad de las fuerzas armadas hacia cuatro niños, cuatro niños que salieron a jugar un 8 de diciembre y no volvieron más.

Cuatro de los 16 militares imputados por esta atrocidad relataron, con detalle, cada golpe, cada maltrato ejercido hacia Ismael, Josué, Steven y Saúl. Nosotras no les vamos a contar las múltiples formas en que los violentaron, porque, ¿cómo se cuenta este horror sin un nudo en la garganta?

Pero lo que sí podemos decirles es que el corazón de todxs quienes sentimos la injusticia en nuestra tierra se inunda de dolor e indignación por cómo criminalizaron a nuestras infancias negras, infancias que jamás tuvieron que pasar por esto.

La escenificación de estos miembros de la milicia ante el perito de criminalística, agentes de fiscalía y abogados solo demuestra lo que ya sabíamos: las vidas negras son consideradas desechables, la existencia de un Estado que, año tras año, ha utilizado nuestras corporalidades como enemigo, como territorio ideal para imprimir cada una de las desigualdades que define nuestra realidad. ¿Cómo se puede contar lo vivido por Ismael, Josué, Steven y Saúl sin tener los ojos llenos de lágrimas?

Militares de todos los escaños participaron en la tortura de cuatro vidas negras. El gobierno intentó encubrirlo. Inventaron toda una narrativa fantasiosa de que ellos eran criminales, de que eran más altos que ellos y por eso tuvieron que actuar. Pero hay pocas cosas que se esconden entre el cielo y la tierra, y una de esas, sin duda, es la brutalidad de la tortura ejercida contra nuestros niños.

Lo que pasó con Ismael, Josué, Steven y Saúl es el reflejo de lo arraigado que está el racismo institucional y estructural en las existencias de las vidas negras. Cada día, la única certeza que reafirma la estructura social es que también constituye la razón de muerte de las negritudes ecuatorianas. ¿Cómo contar sin un nudo en la garganta la brutalidad y la tortura con la que murieron estos niños?

A la negritud y la afrodescendencia se nos ha negado tanto, y en este preciso momento, se nos sigue negando la posibilidad de morir con dignidad. Y como única defensa, nos queda recordarnos con ella, recordarnos con amor.Ismael, Josué, Steven y Saúl fueron cuatro niños que soñaban con ser futbolistas. Les gustaba jugar con sus amigos, y todxs quienes los conocieron los adoraron profundamente. Ni la violencia, ni la política extremadamente racista nos podrán quitar eso.

Samira Folleco